Página del Códice de Dresde donde se expone el ritual astronómico de Venus y los planetas y el avanzado sistema maya de calendarios.
La civilización maya fue una de las más poderosas y brillantes de Mesoamérica. La ubicación geográfica del imperio maya abarca los actuales estados mexicanos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, sumando los territorios de Guatemala y Belice y algunas regiones de Honduras y El Salvador.
La escritura maya es uno de los cuatro sistemas troncales gráficos descubiertos en Mesoamérica. Este sistema se conoce esencialmente por las inscripciones en los monumentos de Yucatán, por los grabados sobre altares, objetos de metal, hueso y minerales y por cuatro manuscritos.
Dichos manuscritos son el Códice de Dresde (en Dresde), el Peresiano (en París), el Trocortesiano (en Madrid), a los que se agregó el Grolier (descubierto en 1973 por Michael Coe en una biblioteca de Nueva York). Muchos otros manuscritos hubieran sobrevivido a la destrucción de los evangelizadores españoles, aunque luego fueron destruidos por desinterés y abandono. El interés científico nació en la segunda mitad del siglo pasado gracias a la obra del abate C. E. Brasser de Bourgourg.
La escritura es totalmente indígena si consideramos los componentes culturales que en ella se representan, como son: hombres, animales, plantas, etc.
Esta escritura está compuesta por varios centenares de elementos de diseño muy trabajado y de gran precisión denominados glifos. La forma exterior del glifo es constante, normalmente espacios rectangulares de aristas suavizadas, y las formas interiores se califican con el nombre de elementos enclavados. Asimismo, están los afijos, detalles menores y localizados en el exterior del glifo.
A pesar de los numerosos intentos de descifrar la escritura maya, lo único que se han llegado a entender con claridad son los signos de naturaleza matemática y astronómica, así como contados signos que designan ciertas divinidades.
Debemos a Diego de Landa, tercer Obispo del Yucatán, la única ayuda con que se cuenta para descifrar esta escritura, cuyas indicaciones recogidas de forma abreviada se remontan alrededor de 1566.
Landa reunió los nombres de los días, de los meses y del alfabeto maya con los correspondientes signos (glifos), aunque se sabe que nunca existió un alfabeto maya. Lo que Landa debía pedir a sus informadores fueron los equivalentes del alfabeto español pensando que ello llevaría a las correspondientes letras maya. Por lo tanto, se sigue ignorando el método como descifrar este sistema de escritura, a excepción de los signos calendáricos, que relevan fechas.
El registro del tiempo constituía una gran inquietud para los mayas hasta el punto de calcular la duración del año solar con tal exactitud, que se estima que en su calendario el día solo era un 0’0002 más corto de su verdadera duración.
ARGA-Grafología
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