lunes, 29 de abril de 2019

LA ESCRITURA DEL VALLE DEL INDO


En el Valle del Indo surgió una importante civilización en el tercer milenio y a principios del segundo a. C., cuyos centros estaban especialmente situados en las poblaciones de Harappa y Mohenjo-Daro. Los restos han aparecido en excavaciones del s. XX (en 1924, el Departamento de Arqueología del Gobierno de la India emprendió la primera excavación de los yacimientos de las dos poblaciones y en los años siguientes fue descubierto en Chanhudaro más material con inscripciones de la misma naturaleza).
Las muestras de la escritura de esta civilización se han encontrado en un gran  número de sellos y tablillas de cobre, así como en tazas y otros pequeños objetos de uso cotidiano.
En cuanto a las características internas de la escritura, existen pocos datos: se cuentan  6300 apariciones de 450 grafemas diferentes, 100 de ellos son variantes, por lo que se puede describir un sistema de 350 elementos.



Es muy probable que la escritura se leyera de derecha a izquierda, aunque también pudo utilizar el sistema bustrófedon, es decir, cada línea siguiendo una dirección distinta a la anterior.
Esta cantidad de signos es demasiado grande para poder considerarse de un silabario puro y demasiado pequeña para pertenecer a un sistema puramente ideográfico, por lo tanto, deberíamos pensar en un sistema mixto de ideografía y pictografía.  
Aún no se ha logrado descifrar la escritura del Valle del Indo, aunque lo que ya se han descubierto son las posibles relaciones con otros sistemas de escritura, especialmente el sumerio, y la lengua de quienes utilizaron el sistema es totalmente desconocida.

ARGA-Grafología




domingo, 14 de abril de 2019

Eduardo Mendoza escribe a mano


Eduardo Mendoza Garriga, escritor barcelonés nacido en 1943, es autor de obras, como: 'El misterio de la cripta embrujada', 'La ciudad de los prodigios', 'El asombroso viaje de Pomponio Flato' o 'Riña de gatos', esta última galardonada con el Premio Planeta 2010. Ha sido, asimismo, merecedor de otros grandes premios, como el Franz Kafka 2015 y el Premio Cervantes 2016.

Así nos cuenta el autor de 'La verdad sobre el caso Savolta' cuál es la causa de escribir sus novelas a mano: "Yo trabajo pocas horas, sentado delante del papel, escribo la primera versión a mano, con la pluma que robe a mi padre, porque me gusta luego tachar, ver la construcción, las tripas del libro…pero todo mi mecanismo de elaboración es rutinario, desde que empiezo  a escribir un libro estoy a merced de él, voy por las calles viendo cosas, leo periódicos para empaparme de la realidad, las noticias de la televisión, el cine, todo eso va pasando por el filtro, procesador de la escritura…y a veces pues uno llega a cansarse mucho de estar todo el día con el libro a cuestas…pero si no es así, las  novelas no saldrían".


ARGA-Grafología

domingo, 7 de abril de 2019

Adolfo Bioy Casares escribía a mano


El escritor argentino Bioy Casares, Premio Miguel de Cervantes en 1990, frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción. 

El autor de obras tan conocidas, como La invención de Morel, El sueño de los héroes o Dormir al sol, no sólo escribía a mano, sino en pluma estilográfica, conncretamente con una Pelikan. El mismo señaló: "Yo escribo a mano, con la Pelikan. Los de la Pelikan me hicieron hacer un aviso pero como decía la verdad no me pareció mal hacerlo; decía que siempre tengo ganas de escribir cuando tengo una Pelikan en la mano. Así que soy un súbdito de la casa Pelikan".




miércoles, 3 de abril de 2019

El sistema fenicio


Alrededor del año 1000 a. C., en una región donde se hablaban las lenguas semíticas, hizo su aparición el primer sistema gráfico exclusivamente alfabético: el sistema fenicio.


Este sistema se hallaba entre dos de los principales sistemas de escritura, como eran el cuneiforme y el egipcio. En aquella región se adaptaron los pictogramas egipcios, convirtiéndose en la escritura protosinaítica.


Con los fenicios los signos experimentaron un giro que les alejó aún más de la imagen que representaban, al tiempo que los nuevos signos quedaron asociados a un valor fonético.                                                                                            
Pongamos como ejemplo el valor de la A, resumible del modo siguiente: el pictograma correspondiente a 'buey' (alef), consiste en la imagen de una cabeza esbelta y simplificada, que perdería su significado original, adquiriendo el valor de la primera sílaba de alef. Los fenicios todavía pronunciaban la A con un sonido gutural y no como vocal.

En cuanto al alfabeto del sistema, contaba con 22 signos consonánticos, sutilmente comparables a las letras de nuestro actual alfabeto. La escritura se trazaba de derecha a izquierda.


Cabe señalar que son bastante limitadas las inscripciones halladas en la península ibérica, pese a la extensión del alfabeto por el Mediterráneo y a su prolongada presencia desde el s. VII a.C., y se clasifican en fenicias, púnicas y neopúnicas, según la lengua y el tipo de caracteres. La grafía más evolucionada pertenece a las neopúnicas, y las púnicas apuntan a los s. III y II a.C.

ARGA-Grafología



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Feliz Año Nuevo 2020